Como ya sabemos, la teoría de la evolución de Darwin explica que la actual biodiversidad se debe a la descendencia con modificación a partir de un origen o antecesor común. Además Darwin propone la selección natural como principal mecanismo evolutivo o de cambio en las especies.

 

Tras la propuesta de Darwin, tanto él mismo como más investigadores, dieron con numerosos ejemplos que demuestran que la evolución es un hecho. Hoy en día conocemos muchas evidencias pero solo voy a mencionar algunas.

 

En primer lugar, quiero hablaros sobre las homologías morfológicas. Este término fue definido en el siglo XIX y hace referencia a las semejanzas que poseen las estructuras u órganos entre las especies aunque estas tengan grandes diferencias físicas. Los órganos homólogos son aquellos que poseen una misma estructura interna. Aunque parezca extraño, el ala de una ballena y nuestro brazo son estructuras homólogas pues a pesar de tener diferentes formas y funciones, poseen la misma estructura ósea. Las homológicas son las evidencias de la divergencia adaptativa.

 

La divergencia adaptativa hace referencia a la idea de que a partir de un antecesor común, con sus correspondientes estructuras, surgieron diferentes especies (de una especie a varias: divergencia) y cada una de estas especies actuales están adaptadas al ambiente en el que viven (el océano en el caso de las ballenas y los continentes en el del ser humano), es decir, poseen características que les favorecen a la hora de sobrevivir, reproducirse, etc y, en definitiva, esos rasgo les proporcionan una buena eficacia biológica (de ahí el término divergencia evolutiva). 

 

En cambio, la convergencia adaptativa es lo contrario. Los órganos o estructuras análogas son aquellas que poseen una forma parecida y cumplen con la misma función pero su estructura interna no tiene nada que ver. Por ejemplo, el ala de un murciélago tiene una estructura ósea mientras que el ala de una mosca no posee huesos en su estructura interna. Entonces, estas dos especies provienen de un antecesor diferente, no común, y están adaptadas a los mismos ambientes, en este caso al medio aéreo. De ahí que las analogías expliquen la convergencia adaptativa.

 

Es muy importante no confundir estos términos y tener muy claro que la convergencia adaptativa NO es una evidencia de la evolución biológica mientras que la divergencia adaptativa SI lo es.

 

Volviendo al tema de la divergencia adaptativa, se debe resaltar que el hecho de que especies tan diferentes tengan una estructura interna tan similar, incluso idéntica, se debe a que estas están relacionadas por un linaje común.

 

Los órganos vestigiales son aquellos que, a pesar de poseerse, no cumplen ninguna función, no resultan beneficiosos y en algunos casos resultan perjudiciales como por ejemplo las muelas del juicio o el apéndice en seres humanos. La presencia de estos, además, refuerza la idea de divergencia adaptativa.

 

 El antecesor común debería poseer ese órgano y en el ambiente en el que vivía con unas determinadas condiciones ambientales este le proporcionaría beneficios. A lo largo del tiempo, las condiciones ambientales cambiarían y ese órgano debería de haber dejado de ser funcional. Por tanto, las especies actuales que compartan ese antecesor común poseerán dicho órgano pero debido a las condiciones actuales este ya no es funcional.

 

Con esto me refiero a que algunos caracteres heredables que pudieron ser adaptaciones (rasgos beneficiosos) en el pasado pero que, debido a los cambios en las condiciones del ambiente (que provocan nuevas presiones selectivas), dejaron de ser beneficiosas o útiles para las especies actuales y estas quedaron como estructuras vestigiales.

 

Además de las homologías morfológicas, existen las moleculares. Las homologías moleculares nos proporcionan una información más amplia acerca del parentesco entre especies. La homología molecular más relevante es el famoso código genético. Todos hemos oído hablar de él por lo que no voy a entrar en detalle. Solo voy a mencionar que gracias a él es posible comparar especies muy diferentes.

Por ejemplo, comparar un bacteria con una planta mediante la homología morfológica no sería muy coherente pues obviamente no encontramos semejanzas y tendemos a pensar que no tienen absolutamente nada en común. Sin embargo, gracias al código genético somos capaces de hacer una comparativa mucho más útil. Para hacer esto, básicamente lo que se hace es ver qué bases nitrogenadas del ADN se comparten y cuáles no. Esto, claramente, es mucho más complejo pero lo menciono para tener, al menos, una idea muy general. 

 

Por otro lado, otras evidencias de la evolución nos la ofrece la Biogeografía. ¿Por qué existen las especies endémicas? Esta cuestión fue planteada por muchos científicos y afortunadamente hoy tenemos la respuesta. Para responder a la cuestión nos centraremos en las islas volcánicas. Ya sabemos que estas islas surgen en medio de océanos. Para que en estas islas habiten seres vivos, estos deben de llegar de algún sitio, o bien llegan de continentes cercanos o bien de otras islas próximas.

Una vez que las especies llegan allí, encuentran una gran disponibilidad de espacio y de recursos para explotar, es decir, encuentran nichos ecológicos vacíos que pueden ocupar. Dado que al principio estas especies disponen de gran cantidad de alimento y no tienen competencia ni depredadores, se reproducen y diversifican con gran facilidad y rapidez. Esto da lugar al origen de nuevas especies distintas a partir de un antecesor común. Esto se conoce como radiación adaptativa.

 

Otra evidencia de la evolución la encontramos cuando el ser humano provoca una selección artificial sobre determinados seres vivos. Con la selección artificial se consiguen cambios de una manera especialmente rápida. Se escoge una minoría de individuos con características que interesan al ser humano y permiten que sean los únicos que se reproduzcan, por lo que sólo sus genes se presentarán en las posteriores generaciones. Esta selección es direccional pues es intencionada, es decir, posee un fin.

Por ejemplo, en un cultivo de tomates el ser humano planta las semillas de aquellos tomates grandes y sabrosos pertenecientes a unas plantas específicas para que en las siguientes generaciones solo queden tomateras cuyos tomates sean grandes y sabrosos. Pasa lo mismo con los animales domésticos como los perros y las ovejas. Además, esta selección se hace actualmente de manera súper rápida gracias a la tecnología que tenemos. 

Por último, me gustaría mencionar la importancia de los fósiles como evidencia de la evolución. Estos, como ya sabemos, se encuentran en la corteza terrestre y dependiendo de la profundidad a la que se encuentren serán más antiguos o más recientes. Los fósiles encontrados pertenecen a especies que existieron en un determinado momento en la historia de la vida pero que se extinguieron y no las encontramos actualmente en la naturaleza. Sin embargo, sabemos que existen actualmente unas pocas especies que han logrado conservarse durante muchísimo tiempo.

La existencia de los fósiles sólo puede explicarse pues los diferentes organismos han ido cambiando, formas nuevas han aparecido y otras se han extinguido. Fue Darwin quien mencionó que el registro fósil representaba poblaciones antepasadas de las especies que encontramos hoy día. Ahora contamos con muchos fósiles que representan la transición entre especies distintas. Por ejemplo, aetiocetus representa la forma intermedia entre pakicetus y la ballena gris actual.

Además, el registro fósil es una herramienta que nos permite rechazar la ortogénesis, es decir, la idea de que la evolución sigue una dirección. Esta es una idea errónea que comúnmente se confunde en los libros de texto. Debe quedarnos claro que la evolución biológica NO es direccional.




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